Una boda romántica entre calaveras, rosas rojas, velas y terciopelo.
La boda de Mª Ángeles y Enrique es una de esas bodas que por siempre tendrán un sitio muy especial en nuestro corazón. Y no es solo porque se trate de una boda temática, una boda gótica, tan poco habitual. Es sobre todo por la relación tan bonita que guardamos de todos los tiempos de preparativos con los novios. Y es que ellos, son de esas personas que llegan como clientes y se quedan como mucho más.
Desde el inicio, ambos confiaron plenamente en nosotras para ayudarles en la organización competa de su boda. Como wedding planners, les asesoramos desde el inicio, desde la búsqueda de espacio, del catering, y todo las necesidades que surgieron en torno a su boda.
En una de las muchas reuniones que tuvimos con Mª Ángeles, empezamos a hablar de la tarta, y cuando me enseñó las ideas que tenían, lo que les gustaba a los dos, le pregunté: ¿os gusta el estilo gótico? Y ella me dijo, ¡sí! Y fue así, cuando les propuse darle una pincelada gótica a la boda.
Tratamos en todo momento de que fuera de una manera elegante, más al estilo entrevista con el vampiro, que del gótico clásico tradicional. Para ello huimos de los tópicos excesivos y creamos algo muy personal para ellos. Trabajamos con una paleta de color donde el negro, los grises, los rojos y morados fueron los tonos escogidos. La iluminación, como descubriréis después, jugó un papel muy importante, en base a luces indirectas y velas.
Así que descubre esta boda gótica, donde sin duda, sorprendimos a todos sus invitados, que el día de la boda, vivieron en primera persona una boda gótica.
PREPARATIVOS
Para los preparativos, ambos se vistieron en el Hotel Palacio de los Patos. Sin duda, todas su suites son una maravilla arquitectónica y un espacio perfecto para los preparativos. En pleno corazón de Granada en un enclave único, este antiguo palacete, tiene en su interior exquisitas suites, todas diferentes y especiales.
Enrique se vistió rodeado de sus hermanos y de su madre. En una suite donde sus techos de madera y sus ventanales formaron parte de la puesta en escena perfecta para su preparativos. El es un apasionado del arte y este espacio encajaba para él a la perfección.
Todos los preparativos del novio estuvieron perfectamente cuidados, desde los zapatos, pasando por los pequeños detalles, todos ellos en consonancia con la temática gótica de la boda.
El traje, sin duda, fue una de esas elecciones que le dieron personalidad al look del novio. Novios Optó por un traje negro con un estampado en burdeos y grises con muchísima personalidad y que le quedaba como un guante. Diakara Novios fue el encargado de vestir al novio.
Enrique complementó su look con reloj de muñeca y unos gemelos personalizados, todo en consonancia con la estética de la boda.
En los preparativos, estuvo acompañado por su madre, que también escogió el rojo como color tanto para su vestido como para el peinado. Una madrina de impacto.
Mª Ángeles se visitó rodeada de su familia en otra de las suites del hotel. Una habitación con muchísima luz donde también cuidamos todos los detalles y complementos de su look, desde el vestido (un total look de Pronovias), pasando por los zapatos y complementos.
Uno de los detalles que sin duda más sorprendió, fue el espectacular ramo que Carolina Bouquet diseñó para Mª Ángeles. Un ramo en rojos y negros, que fue una verdadera obra de arte.
El ramo lo rematamos con un largo lazo burdeos del que colgaba un camafeo con la foto de los padres de la novia. Mº Ángeles complementó su look con un tocado de porcelana con flores blancas y rojas que encajaba a la perfección con la parte trasera de su vestido, donde resaltaba la espalda con encaje en efecto tatuaje.
Sin duda, Mª Ángeles sorprendió con un look romántico y elegante donde se cuidaron todos los detalles, y que remato con un precioso recogido y un maquillaje que realzaba sus facciones.
Ceremonia
La ceremonia se celebro en la Iglesia del Sagrario Catedral una calurosa tarde de agosto, en la que brilló el sol como nunca. Enrique, acompañado de su madre recorrió el pasillo de la Iglesia y esperó a Mª Ángeles en el altar.
Mª Ángeles llego en un coche clásico a la Iglesia, un Mercedes Benz 170 SD de 1951, de la empresa Bodas y Coches. Le acompañaba Paco, el hermano de Enrique, que fue el padrino. Y allí la recibimos nosotros, para ayudarla a bajar del coche y recorrer los últimos metros hacia el altar.
Mª Ángeles estaba radiante, desprendía ese brillo tan especial de felicidad que nos encanta de nuestras novias. Irradiaba alegría y felicidad, y eso se transmitió en toda la ceremonia.
Acompañados de sus familiares y amigos, unas cincuenta personas, vivimos junto a ellos una ceremonia muy emotiva y especial.
A la salida de la ceremonia, todos sus invitados y un gran grupo de curiosos le esperaba con una lluvia de arroz de colores, para recibir a los recién casados.
Celebración
Mª Ángeles y Enrique escogieron para la celebración de su boda, un precioso y coqueto Hotel Rural. La Huerta Nazarí, se encuentra en la localidad de Alomartes, a unos 35 minutos de Granada. Un hotel rural en plena naturaleza donde celebraron su boda y se alojaron todos sus invitados.
Nada más llegar al Hotel, los novios aprovecharon el entorno para hacerse sus fotos de de boda, de las que como venimos indicando, se encargó Alejandro Onieva. La Veta Films fue la encargada de la película de su boda.
PUESTA EN ESCENA
Sin lugar a dudas, en una boda temática, el trabajo de puesta en escena, se convierte en el gran desafío a nivel de diseño. Y como podréis imaginar, en una boda gótica, hay ciertos elementos que son claves y tenemos que cuidar al máximo posible desde el inicio.
En el caso de la boda gótica e Mª Ángeles y Enrique, ese trabajo empezó desde el diseño de la papelería. Trabajamos en equipo con Petipress, que hizo el diseño de las invitaciones, del seating plan y toda la cartelería de la boda.
Una vez tuvimos definido la paleta de color y la papelería como comentábamos anteriormente, el siguiente paso fue la puesta en escena a nivel de mobiliario, atrezo, decoración floral etc.
Para ello, fue fundamental el trabajo en equipo con el Catering La Borraja (que aporto mesas, sillas y menaje) y con la florista y decoradora, Carolina Bouquet que se encargó del resto de elementos (flores, atrezo, tejidos etc..).
El resultado, fue una importante puesta en escena donde cada elemento te acercaba a la temática, de manera elegante y muy romántica.
A nivel de gastronomía, trabajamos también codo a codo con el catering para personalizar el menu lo máximo posible. Desde el coctel, cuidamos al milímetro la puesta en escena e incluso adaptamos referencias del coctel a la temática, como los macaron de queso, que pasaron a ser morados y a tener un crocante de frambuesas.
Al caer la noche, la zona donde se celebraría al cena, adquirió una estética más gótica. la decoración del espacio se tiñó de noche y humo. Para ello, organizamos la entrada de los novios, que lo hicieron con dos bengalas de humo que tiño el espacio de una oscura niebla.
La cena en torno a la piscina, hizo que la velada fuese super agradable para una noche de verano de agosto. Además, la decoración adquirió mucha más relevancia al encender las velas y los candelabros.
Cada uno de los platos de la cena, se adaptaron a la temática gótica de la boda. El primero, «Ambrosía» era una sopa de tomate con berberechos que simulaba una sopa de sangre; el segundo, «La Estaca», era vaca vieja sobre una crema de Granada que simulaba la sangre de haber sido clavada por la estaca; y por último, el postre era un «Draculín» de chocolate y frutos rojos que tanto hemos comido de pequeños.
Y como en toda boda, los novios cortaron la tarta, una tarta con calaveras y flores que tenía una banda que ponía: «Hasta que la muerte nos separe». Y como no podáis ser de otro modo, los novios la cortaron clavando en ella una espada, cual estaca.
Tras la cena, los novios pudieron disfrutar de la tarta y de la mesa de dulces gótica que Lussocake preparó para su boda. Una mesa a la que no faltaba detalle, acorde a la temática de la boda gótica.
En la fiesta, cuidamos todos los detalles, y entre otras cosas, los invitados pudieron disfrutar de un coctel de «sangre de vampiro» mientras disfrutaban del baile de los novios, bajo unas más que adecuadas luces rojas.